El toro de la alternativa fue el primer ejemplar de Guadalmena, un toro noble en la muleta que fue protestado de salida por su poca fuerza y que se dolió mucho en banderillas. Después de recibir los trastos de Alberto Lamelas Juan Miguel brindó la faena y comenzó a torear por alto. Supo aprovechar la nobleza del toro en series medidas por la diestra con los pies asentados y el pecho metido. También toreó al natural con la figura encajada, adelantando la pierna contraria y disfrutándose en depechos de piton a rabo. Al final de la faena se arrimó, pasó el toro con quietud por la espalda y por alto antes del desplante sin muleta. Pinchó antes de matar para luego ganar el primer trofeo.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para cortarle la oreja al sexto, un toro de buenas hechuras que no tuvo fondo ni entrega en el último tercio. Comienza la faena apostando por el pitón izquierdo pero las embestidas sueltas del toro no le permiten estar a gusto. Con la derecha se pone a torear con asiento y ligazón al oponente de poca transmisión. A base de insistir logra sacar pases buenos, incluso naturales ejecutados de frente, tirando los vuelos al hocico y pasando la res con la pierna adelantada. Pincha en su primer intento de matar para luego entrar con mucha fe. El público valoró su esfuerzo y cortó la segunda oreja que le abrió la puerta grande.
La otra sorpresa de la tarde fue Miguel de Pablo, un torero que mostró sus buenas maneras ante el mejor ejemplar de Guadalmena que se lidió en tercer lugar. Recibió al jabonero sucio con una larga cambiada de pie antes de torear bien a la verónica, acompañando bien la cintura con gusto. El primer tercio fue bellamente adornado con galleo y un quite por chicuelinas y la segunda por los buenos pares de Carretero que fue aplaudido. Inició la faena pasando el toro por alto con los pies firmes en la tierra y remató con gusto. Aprovechó la gran calidad de su adversario para torear con profundidad por ambos pitones, obligando mucha al animal en una faena en la que estuvo muy en torero. Terminó con manoletinas y acabó la obra con un pinchazo que acabó con el toro. Fue aplaudido.
Si pudo cortar un trofeo del quinto al que volvió a torear de forma magnífica a la verónica. Fue un toro serio pero sin fondo absoluto ni pujanza. Miguel lo llevó eficazmente hacia los medios donde se pudo a torear con despacio sodas, acompañando las embestidas con la cintura en una obra en la que parecía estar a gusto. Trabajó muy bien con las embestidas del toro que siempre eran a media altura. Al final de la faena apretó más y dejó buenos adornos como trincheras y molinetes con sabor. Pinchó antes de hundir el acero.
El peor lote le tocó a Alberto Lamelas. Salió dispuesto a torear al segundo con una porta gayola y más largas de rodillas. Fue un ejemplar bonito que galopó de salida pero marcó pronto la querencia a tablas. Brindó al público y comenzó la faena con un pase cambiado por la espalda. Pese a su desposicion no pudo hacer mucho con el toro defensivo y sin recorrido. El cuarto vino dormido hacia la muleta y se desentendió sin transmitir nada. Escuchó un aviso y se fue de Valdemorillo sin cortar ningún trofeo.
El encierro de Guadalmena tuvo bonitas hechuras pero, en líneas generales decepcionó por su falta de transmisión y pujanza. Salvo la buena calidad del tercero y la nobleza de algunos otros ejemplares fueron animales de poca bravura que no ofrecieron demasiado juego para los diestros ni espectacularidad para el público.
Miguel de Pablo.
Imágenes de CMM.
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