jueves, 17 de agosto de 2017

CONSECUENCIAS DEL ANTITAURINISMO I: ecología


El campo charro, Salamanca. Foto de Juan Pablo Zumel Arranz. 

El motivo principal de aquellas personas que luchan en contra de la tauromaquia es proteger al toro de lidia. No obstante, suprimir las corridas de toros no seria necesariamente beneficioso para esta especie, más bien lo perjudicaría. Es necesario tener en cuenta que el toro bravo es un animal único que se cría con el único fin de ser lidiado en festejos taurinos. Un estudio reciente de la Universidad de Sevilla concluyó que el toro bravo pose información genética que se diferencia significativamente de otros bovinos, siendo por lo tanto un animal verdaderamente singular desde un punto de vista zoológico. Teniendo en cuenta que el ganado bravo solo se cría con el fin de ser lidiado, debemos de considerar que la fiesta es un elemento esencial para la conservación de este patrimonio genético que estaríamos en riesgo de perder junto a las corridas de toros.

Son muchos los antitaurinos que rechazan este argumento, afirmando que seria posible conservar el ganado bravo en algún tipo de parque natural o santuario. Pero el ganado bravo no se puede considerar como una sola especie: la cabaña brava se divide en cuatro castas fundamentales, que son las de Gallardo, Vistahermosa, Vazqueña y cabrera, y una gran variedad de encastes que proceden de estas líneas fundamentales. Cada uno de estas líneas genéticas posee grandes diferencias en cuento a su morfología y comportamiento, siendo fácilmente distinguido por los aficionados a los toros. Por lo tanto, en caso de prohibir las corridas de toros sería necesario preservar una enorme cantidad de reses, animales que necesitan cerrados amplios y naturales que requieren una gran inversión económica para sostener.

Pero las corridas de toros no solo ayudan a sostener al animal bravo en si. Actualmente se existen alrededor de 500,000 hectáreas de dehesa en España que se explota para la cría de ganado bravo. Este terreno se aprovecha para actividades agrícolas, pero que conserva todo su valor ecológico, por lo que se trata de un caso único de simbiosis único entre las necesidades del hombre y el mundo natural. El valor ecológico de la dehesa ha sido reconocido por la Unión Europea gracias a la gran variedad de especies de flora y fauna que acoge este terreno, aun así, no existen medidas para proteger las dehesas ibéricas. Al no ser espacios protegidos por ley, aparece el riesgo de perderlas cuando se cierra una ganadería y se vende la finca, la cual podría ser adquirida por comercios o agricultores que no funcionan de manera tan ecológica.

Con la dehesa se pierde el hábitat de muchas especies, algunos muy comunes y otros en peligro de extinción. Esto es el caso con animales como el lince ibérico, el lobo ibérico y muchos insectos, reptilitos y aves, cuya existencia está cada vez en más riesgo. Muchos de estas especies aprovechan del poderío del toro para defenderse de sus enemigos, como es el caso de las aves que pasan por las dehesas de la Laguna de la Janda (Cádiz) antes de hacer su migración a otros continentes (José Luis Benlloch, Paraísos del toro, 2015). Ni los cazadores ni los depredadores se atreven pasar por los terrenos del toro bravo, por eso lo llamamos el Guardian de la dehesa. En esta zona están ubicadas algunas de las ganaderas más famosas de la cabaña brava española, pero si no hay demanda, no hay toro, y sin toro bravo tampoco necesita el ganadero sostener un espacio tan amplio de desea.

En adición a los animales salvajes protegidos por el toro habrá que añadir otros animales domésticos que se crían para ayudar en las labores de campo. Entre estos animales están los perros y los caballos, pero el ejemplo más emblemático es el buey. Este animal que antes era indispensable para llevar acabo cualquier trabajo agrícola ha sido sustituido hoy en día por la tecnología. Aun así, la bonita estampa de las capas berrendas de los cabestros sigue apareciendo en las fincas de ganado bravo. El cabestro es indispensable para manejar con facilidad los animales bravos. Estos bovinos son adiestrados y aprenden a hacer su trabajo con eficacia a lo largo de sus carreras. Uno de los mejores ejemplos de lo maravilloso que son estos animales son los bueyes de Florito que actúan en la Plaza de Toros de Las Ventas. Al igual que los toros de lidia, los bueyes acabarían en el matadero si fueron prohibidos los festejos taurinos. 

Teniendo en cuenta todo lo dicho, tenemos que pararnos a pensar si la prohibición de la tauromaquia seria beneficioso para el mundo natural. El toro de lidia es un animal único que contribuye elementos únicos al patrimonio genético de la raza bovina, cuya crianza ayuda a sostener otras especies de flora y fauna a través de las dehesas. Si perdemos las corridas de toros estas ganaderías desaparecerán, y con ellas también desaparecería el patrimonio genético del ganado bravo y la biodiversidad de las dehesas que acogen los animales estarían en riesgo de desaparecer con ello. No cabe duda de que acabar con la tauromaquia terminaría con el sufrimiento del toro en la plaza, pero las cuestiones ecológicas que rodean el mundo del toro transcienden mucho mas allá de lo que sucede en el ruedo. 


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