El motivo
principal de aquellas personas que luchan en contra de la tauromaquia es
proteger al toro de lidia. No obstante, suprimir las corridas de toros no seria
necesariamente beneficioso para esta especie, más bien lo perjudicaría. Es
necesario tener en cuenta que el toro bravo es un animal único que se cría con
el único fin de ser lidiado en festejos taurinos. Un estudio reciente de la
Universidad de Sevilla concluyó que el toro bravo pose información genética que
se diferencia significativamente de otros bovinos, siendo por lo tanto un
animal verdaderamente singular desde un punto de vista zoológico. Teniendo en
cuenta que el ganado bravo solo se cría con el fin de ser lidiado, debemos de
considerar que la fiesta es un elemento esencial para la conservación de este
patrimonio genético que estaríamos en riesgo de perder junto a las corridas de
toros.
Son muchos los
antitaurinos que rechazan este argumento, afirmando que seria posible conservar
el ganado bravo en algún tipo de parque natural o santuario. Pero el ganado
bravo no se puede considerar como una sola especie: la cabaña brava se divide
en cuatro castas fundamentales, que son las de Gallardo, Vistahermosa, Vazqueña
y cabrera, y una gran variedad de encastes que proceden de estas líneas
fundamentales. Cada uno de estas líneas genéticas posee grandes diferencias en
cuento a su morfología y comportamiento, siendo fácilmente distinguido por los
aficionados a los toros. Por lo tanto, en caso de prohibir las corridas de
toros sería necesario preservar una enorme cantidad de reses, animales que
necesitan cerrados amplios y naturales que requieren una gran inversión económica
para sostener.
Pero las corridas
de toros no solo ayudan a sostener al animal bravo en si. Actualmente se
existen alrededor de 500,000 hectáreas de dehesa en España que se explota para
la cría de ganado bravo. Este terreno se aprovecha para actividades agrícolas,
pero que conserva todo su valor ecológico, por lo que se trata de un caso único
de simbiosis único entre las necesidades del hombre y el mundo natural. El
valor ecológico de la dehesa ha sido reconocido por la Unión Europea gracias a
la gran variedad de especies de flora y fauna que acoge este terreno, aun así,
no existen medidas para proteger las dehesas ibéricas. Al no ser espacios
protegidos por ley, aparece el riesgo de perderlas cuando se cierra una ganadería
y se vende la finca, la cual podría ser adquirida por comercios o agricultores
que no funcionan de manera tan ecológica.
Con la dehesa se
pierde el hábitat de muchas especies, algunos muy comunes y otros en peligro de
extinción. Esto es el caso con animales como el lince ibérico, el lobo ibérico
y muchos insectos, reptilitos y aves, cuya existencia está cada vez en más
riesgo. Muchos de estas especies aprovechan del poderío del toro para
defenderse de sus enemigos, como es el caso de las aves que pasan por las
dehesas de la Laguna de la Janda (Cádiz) antes de hacer su migración a otros
continentes (José Luis Benlloch, Paraísos del toro, 2015). Ni los cazadores ni los depredadores se atreven pasar por los
terrenos del toro bravo, por eso lo llamamos el Guardian de la dehesa. En esta
zona están ubicadas algunas de las ganaderas más famosas de la cabaña brava española,
pero si no hay demanda, no hay toro, y sin toro bravo tampoco necesita el ganadero
sostener un espacio tan amplio de desea.
En adición a los
animales salvajes protegidos por el toro habrá que añadir otros animales
domésticos que se crían para ayudar en las labores de campo. Entre estos
animales están los perros y los caballos, pero el ejemplo más emblemático es el
buey. Este animal que antes era indispensable para llevar acabo cualquier
trabajo agrícola ha sido sustituido hoy en día por la tecnología. Aun así, la
bonita estampa de las capas berrendas de los cabestros sigue apareciendo en las
fincas de ganado bravo. El cabestro es indispensable para manejar con facilidad
los animales bravos. Estos bovinos son adiestrados y aprenden a hacer su
trabajo con eficacia a lo largo de sus carreras. Uno de los mejores ejemplos de
lo maravilloso que son estos animales son los bueyes de Florito que actúan en
la Plaza de Toros de Las Ventas. Al igual que los toros de lidia, los bueyes
acabarían en el matadero si fueron prohibidos los festejos taurinos.
Teniendo en
cuenta todo lo dicho, tenemos que pararnos a pensar si la prohibición de la
tauromaquia seria beneficioso para el mundo natural. El toro de lidia es un
animal único que contribuye elementos únicos al patrimonio genético de la raza
bovina, cuya crianza ayuda a sostener otras especies de flora y fauna a través de
las dehesas. Si perdemos las corridas de toros estas ganaderías desaparecerán, y
con ellas también desaparecería el patrimonio genético del ganado bravo y la
biodiversidad de las dehesas que acogen los animales estarían en riesgo de
desaparecer con ello. No cabe duda de que acabar con la tauromaquia terminaría con
el sufrimiento del toro en la plaza, pero las cuestiones ecológicas que rodean
el mundo del toro transcienden mucho mas allá de lo que sucede en el ruedo.
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